FUNDAMENTOS
Mínima poemática. Aunque, en este caso, como señala Salvatore Mangione (Salvo), en el parágrafo número 134 de su De la pintura (En el estilo de Wittgenstein), “Arriviamo quando la conversazione è giá cominciata”. Se trata, sin lugar a dudas, de una cuestión de Fundamentos, ese es el título del texto, unas cuantas líneas desorganizadas que encuentro escritas en un viejo papel reciclado, entre otros muchos papeles de clasificación imposible y de fecha dudosa; un texto que viene precedido por una cita de Platón: “Es el mundo mismo el que se da su propio alimento por su propia destrucción”; un texto que forma parte de mi propio Big Typescript autobiográfico y que sólo puede ser entendido como una muestra personal de mi propio “juego de lenguaje”, de mi propia “forma de vida”; un texto que no es verdadero ni falso, sino todo lo contrario; un texto resultado, en última instancia, de mi propio acuerdo y de mi propia concordancia. Fundamentos: “El cuerpo duele con una dulzura infinita./Algo se agita desde partículas elementales y campos de insatisfacción./Da igual la forma o la estructura de la imagen, la mancha del recuerdo,/los muertos que en la noche de los tiempos me contemplan extrañados./Cuesta tanto levantarse que uno querría volatilizarse en la nada./Volver a ese lugar definitivamente perdido./A ese lugar que reza: he querido ser tantos, sin éxito;/ahora quiero ser ninguno./Un no lugar del Mundo, de los hombres y las cosas./Ese lugar natal donde habitamos entre risas./Ese lugar común que abandonamos como idiotas”. Este texto, repito, no es verdadero ni falso; siguiendo con el juego, “en el estilo de Wittgenstein”, podríamos decir que estas palabras son los restos que forman el lecho rocoso del cauce por donde circulan mis propios juicios y mis propias certezas. Aunque hablar de un “no lugar del Mundo, de los hombres y las cosas” resulta insoportablemente irresponsable; estamos de acuerdo. Y cuando intento descifrar lo indescifrable (encontrar lo claro en lo oscuro, el sentido en el odioso sinsentido) me encuentro con que el diálogo, mi propio diálogo, la conversación que mantengo conmigo mismo, lleva ya mucho tiempo comenzado. Y entonces me asalta la pregunta esperada: ¿Tiene sentido hablar, o dialogar, o conversar consigo mismo de esta absurda manera? “Nuestra amnesia respecto a todo lo sucedido antes de nacer es total –escribe Mangione en el parágrafo número 111-. ‘Pero sabes que ha existido Julio Cesar’. Sí, pero yo me refería a lo sucedido a mí. ‘¿Pero tienes alguna razón para hablar así?’ –se pregunta Mangione en el centro del diálogo-. Tú sólo empiezas a jugar cuando has ‘nacido’ para ese juego. Sólo puedes decir algo como ‘antes de que naciera...’ cuando ya estás en el campo de juego –asegura Salvo-. Pero es curioso: ¿Qué tipo de ‘ser’ es aquel que es sin mí? ‘Puedes imaginarte el asunto como un jugador que permanece en el banquillo. El campo está ahí y también alguien que juega en él. Sabes que las cosas están así, pero tú no juegas. En un momento determinado, el entrenador te manda al campo de juego para sustituir a alguien y así empiezas a jugar”. Salvatore Mangione perteneció en la década de los 60 al grupo turinés del “Arte Povera”, así como a la variante italiana del Arte Conceptual. De la pintura (En el estilo de Wittgenstein), Editorial Pre-Textos, reúne, en forma de un diálogo constante consigo mismo y con el lector, sus reflexiones en torno a la pintura y a la historia occidental de su génesis y de sus fundamentos. Escrito en la década de los 80, estas reflexiones, no obstante, a pesar de las enormes mutaciones y transformaciones que desde entonces se han venido sucediendo en el mundo del Arte o de las artes, no han perdido su imprescindible vigencia. Es un método, el que sigue Mangione, el que aprendió de Wittgenstein, que siempre deja al lector la posibilidad de pensar por cuenta propia. Y esto ya desde el primer parágrafo: ¿Son los fundamentos –se pregunta Salvo-, también en el arte, infundamentados? Quizá, el estado actual de las artes sólo pueda ser observado, entendido y desvelado a partir de preguntas como ésta. Hijos del siglo XXI se acercan hasta el juego y se preguntan: ¿You Tube, Trascendencia, espectáculo, “democracia de masas”, metástasis, apocalípticos, integrados? Hoy me he acercado a la luminosidad de la pintura de Salvatore Mangione y a la viveza de sus reflexiones porque, como escribe Félix de Azúa en su prólogo a la edición italiana de su Diccionario de las artes: “En la gigantomaquia de la Luz contra las Tinieblas, el tópico quiere que los italianos estén del lado de la Luz”. Y es que las Tinieblas cansan.
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